Este verano no me quedó más remedio que castigar a mi hijo Pablo (y mira que no me gusta), pero suspendió cinco asignaturas, de modo que o tomaba medidas drásticas o la cosa se acabaría poniendo fea.
Pablito tiene trece años y está en esa edad difícil que todos hemos tenido o todos conocemos de una forma u otra.
En el último curso, ha dejado de ser el empollón de la clase y se ha vuelto rebelde y perezoso. Sólo le interesan las motos, la calle, las chicas, el móvil y el ordenador.
Mi primera medida correctiva, fue quitarle el teléfono. Pablo se pasa horas hablando por whatsapp y por Facebook con sus amigos, en lugar de estudiar o hacer los deberes.
Así que le dije que se lo devolvería cuando hubiera aprobado todas las asignaturas pendientes.
En lugar de estudiar, se puso a ver la tele y a jugar en el ordenador, de manera que la segunda medida fue quitarla la televisión de su cuarto.
Por último, también le requisé el ordenador, para que dejara de jugar durante seis o siete horas al día.
Y al fin, dio resultado. Cuando se vio sin ordenador, sin móvil y sin tele (pero sobre todo, sin ordenador), se dio cuenta de que la cosa iba muy en serio y que debía recuperar a toda costa sus derechos perdidos.
Nunca en toda mi vida había visto a mi hijo estudiar tanto. De hecho, le tuve que levantar el castigo antes de lo previsto, porque hacía todos los ejercicios con asombrosa rapidez y me demostraba que estaba estudiando todas las asignaturas concienzudamente.
Cuando me quedé con su ordenor custodiado, un día tuve que utilizarlo para una emergencia, porque el de mi oficina se quemó (literalmente) y el domingo antes de una gran reunión de primera hora de lunes, necesité acceder a internet y obtener varios documentos. Conecté entonces la torre de Pablo y solucioné mi urgente problema.
Ya me iba para casa cuando, un icono en el escritorio del ordenador de Pablo, me llamó la atención: GTA 5 PC, ponía en letras llamativas.
No me sonaba de nada y me preocupé, porque aunque mi hijo es un buen chico, a su edad, cualquier cosa es posible.
Así que decidí investigar e hice doble click.
En seguida supe que era un juego y quise saber algo más. Curiosee y me gustó.
Ahora, varios meses después y cuando Pablo ya ha aprobado todo lo que suspendió, estoy hasta más enganchado que él al juego.
Si no lo conocéis, GTA 5 más que un juego es toda una aventura, con tres personajes protagonistas. En él puedes hacer cosas tan variopintas como correr en coches perseguidos por la policía, luchar, disparar, jugar al golf, al tenis, participar en triatlones, carreras de coches, dardos, u horas de relax en clubs nocturnos (sobre esta parte tuve que mantener una seria conversación con Pablo, claro).
A mí me sorprende mucho la perfección de los gráficos, de las imágenes en general. Parece todo tan real…
Ahora Pablo y yo nos intercambiamos trucos para GTA 5 y a veces entiendo por qué mi hijo no tenía ganas de estudiar y estaba deseando recuperar su PC. ¡Es un juego tan divertido!
Hasta la música me encanta.
En fin, ahora me cuesta más que antes poner a trabajar, porque el juego me distrae mucho.
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