Mi amigo Paco siempre se burla de mí cuando le digo que yo no juego a nada. “Claro, porque siempre pierdes” –dice él.
Pero no es cierto: ese no es el motivo.
Cierto que no soy muy afortunado en el juego, ni se me da muy bien, pero tanto si ganaba como si perdía, era algo que me llamaba poco la atención ya desde pequeño.
Mis hermanos jugaban a todo lo que caía en sus manos y siempre me invitaban a participar. Yo probaba, y al cabo de un rato, me aburría mortalmente.
Ellos me llamaban raro y seguían jugando entre ellos y disfrutando como enanos.
Ganar o perder, no tiene nada que ver. Era el juego en sí lo que me aburría, a diferencia de todo el mundo.
Imagino que es por mi falta de paciencia. El juego es estrategia, inteligencia, tiempo, dedicación… y yo quería que todo fuera mucho más rápido. Me cansaba la espera.
Por eso, de niño, yo adoraba jugar al pilla pilla, al escondite e incluso a la cuerda (que decían que era cosa de niñas), o en general, a cualquier juego deportivo en el que hubiera que correr, andar o moverse.
Me gustaba –y me gusta- la acción física, pero no los juegos de mesa, que requieren calma y estar horas sentado dándole vueltas a la cabeza.
Con el boom de los ordenadores, me aficioné mucho al tetris. A pesar de mi poca paciencia, me encantan los puzles. Todo lo que sea encajar piezas durante horas, me apasiona. Mi hermano Pepe dice que no entiende como puede gustarme eso y no una partida de ajedrez.
Paco –el que cité al principio- diría que es porque en el ajedrez tengo que pensar y que “no se hizo ese juego para el cerebrito de Miguel” (que soy yo), claro.
Mas no estoy de acuerdo. En el tetris también tienes que pensar. Menos, sí, pero no por ello dejas de hacerlo.
Aunque ahora, mi juego favorito puede decir sin dudar que es el Geometry Dash 2.1. Sólo por disfrutar con su nuevo robot araña subiéndose por las paredes, ya vale la pena.
Mis hermanos se sorprenden de verme, por una vez, realmente enganchado a un juego. De hecho, ellos también se han aficionado gracias mí.
Os recomiendo a todos que os descarguéis el Geometry Dash gratis.
Probadlo y tal vez os pase lo que a mí: que de pronto encontráis el juego de vuestra vida, cuando nunca os han atraído ese tipo de hobby.
Es uno de esos juegos que consisten en superar montones de obstáculos y complejas trampas, todo ello acompañado por unos sonsonetes únicos y diferenciados para cada nivel.
Hay quien dice que es uno de los juegos más difíciles que hay y que se necesitan excelentes reflejos para triunfar en él.
Mi amigo Paco cuando lo ve, también se burla de mí, porque dice que eso es un juego de niños y que no hace falta pensar lo más mínimo para ganar.
Pero el caso es que –de ser eso cierto- tampoco entiendo cuál es el problema: ya pienso bastante a lo largo del día, ¿no? Cuando juego, lo que quiero es distraerme y desconectarme y no tener que seguir pensando.
Por eso yo prefiero este juego a ningún otro.
A mi amigo le he dicho que me deje tranquilo y que hable con mis hermanos, porque en materia de juegos, seguro que se entienden mucho mejor entre ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.